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jueves, 7 de julio de 2011

UN DÍA DE LUTO, 365 DÍAS DE LUCHA POR LA VIDA

          Hace un año, el 5 de julio de 2010, entró en vigor la nueva ley de “Salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo”, larguísimo eufemismo con el que se designa la conocida en la sociedad como “Ley del aborto” o coloquialmente como “Ley Aido”.
            Según sus defensores, nacía para corregir los “defectos” de la ley anterior, aunque en realidad no es que tuviera defectos, era que, sencillamente, no se cumplía y contaba con médicos abortistas que no respetaban los tres supuestos en los que la ley permitía abortar y que “previo pago”, no lo olvidemos, realizaban abortos hasta de seis o siete meses de gestación.
            La realidad, aun año vista, es que la nueva ley ha permitido la muerte de más de 100.000 personas ya que ha consagrado el derecho de un ser humano, la madre, a disponer de la vida de otro ser humano, el hijo, que como todavía no se puede defender, ni se le oye protestar o quejarse, es menos persona, menos hijo y menos ser humano. Ellos no gozan con la nueva ley de ningún derecho, ya que al privarles del primero, que es el derecho a vivir o derecho a nacer, ya no tienen posibilidad de ejercer ningún otro.
            También se dijo que con esta ley el número de abortos disminuiría y salieron cifras que pasaban de 114.000 a 111.000 abortos quirúrgicos anuales. Esta disminución es irrisoria si se tienen en cuenta las cifras relativas a las llamadas  “píldoras del día después” y “píldoras de los cinco días”, cuya venta en farmacias, “sin receta” incluso a menores, ha aumentado en 239% en los últimos meses, llegando, según fuentes de las empresas farmacéuticas, a una cifra superior a 600.000 dosis anuales. Estos fármacos no son otra cosa que métodos hormonales para que el embrión no se implante o anide en el útero, pero no olvidemos que, científicamente hablando, está demostrado que la vida nueva comienza en el  momento de la unión del óvulo y el espermatozoide y que, por tanto, esas píldoras provocan el aborto, “muy al principio”, pero aborto a fin de cuentas, de una vida humana nueva.
            Creemos además que la sociedad española, cuya población tiende al envejecimiento y que ya tiene una tasa de natalidad de las más bajas del mundo, (0,92%, según cifras dadas en el último congreso celebrado recientemente en Madrid, en el que los especialistas resaltaron que se necesita una media de 2,1 hijos por mujer para que las futuras generaciones reemplacen a las actuales, y que, en la actualidad, estamos en 1,1), no puede permitirse el lujo de tirar a la basura más de 250.000 futuros ciudadanos cada año.

            Todas estas reflexiones nos han llevado a los componentes de la asociación CIEZA+VIDA a unirnos de nuevo a la convocatoria de la plataforma DERECHO A VIVIR y convocar una concentración de protesta por esta ley que consideramos injusta y contra la que creemos que tenemos, moralmente, la obligación de luchar hasta arrancar de nuestros políticos el compromiso de su derogación.
Agradecemos por eso a todas las personas de Cieza que comparten estos pensamientos y voluntades, y que se unieron a nosotros EL 5 DE JULIO A LAS 9 DE LA NOCHE EN LA PLAZA DE ESPAÑA, su presencia en la concentración para gritar una vez mas
¡SÍ  LA VIDA!

CONCENTRACIÓN EN DEFENSA DE LA VIDA

El martes 5 de julio la asociación convocó una concentración en defensa de la voda en la Plaza de España a la que acudieron unas 200 personas y en la que participaron muchos niños y jóvenes ya que se le dió, dentro de la seriedad, un aire festivo.
Conociendo el dicho de que una imagen vale más que mil palabras ses escenificó lo que ha ocurrido a lo largo de este año con las bendiciones legales que, antes de esta ley, no se tenían.
Se dio a cada uno un globo de color. Todos asociamos los globos a la fiesta, a la alegría. Con ellos queremíamos representar la vida intrauterina. 
La imagen de nuestra concentración en su conjunto tenía ese aire. Estaba llena de vida y es que, cada nueva vida que viene a este mundo, debe ser un motivo para la fiesta, una ocasión para la alegría y la felicidad.
Pero también les dimos un espetón negro, de los que se han usado siempre para sujetar los velos de luto y por eso los asociamos  con la tristeza, el dolor y con la muerte.
En este caso representaba la ley del aborto, que en definitiva es eso, un instrumento y un símbolo de muerte. Sabemos que el globo, como cualquier cosa, se puede romper de forma accidental, aunque cuesta un poco. Pero si utilizamos un instrumento destructivo como el alfiler la cosa se facilita bastante y eso es lo que hace la ley, dar facilidades. En ese momento en silencio, en memoria de todas vidas abortadas este año con el beneplácito de la ley,  pedimos a   todos que acercaran el alfiler al globo y lo hicieran explotar. Nuestra plaza, que hacía sólo un minuto estaba llena de fiesta, de alegría, de vida, quedó apagada. 
Se ha hizo palpable que esta ley no es buena, no es justa. Es un instrumento de muerte y por eso tenemos que seguir luchando hasta arrancar de nuestros políticos la promesa de su derogación.
Por eso no vamos a perder la esperanza, no vamos a dejar de pelear, de gritar 


¡SÍ, A LA VIDA!