Querido diario:
Nunca
escribiré un diario. Los niños perdidos no escribimos diarios. ¿A quién
interesa lo que le pasa a un niño perdido para siempre? Mi historia es
que no tengo historia. Esta voz no es la mía, porque yo no tengo voz.
Soy el
expulsado de la historia. Soy al que le apagan la voz. Soy el que va a
nacer y no nace. Soy el que se perderá en último lugar, para que ningún
otro vuelva a perderse. Soy el que no llegará a tiempo, la gota de
sangre que colmará todos los sumideros. Soy el último niño perdido justo
antes de abolirse el aborto en el mundo.
Si me
escuchas, si estás leyendo mi diario, si soy real para ti, es porque
otros hablan por mí y escriben mi historia para que llegue el día en que
no habrá más niños perdidos.
Gracias a todos ellos
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